Donostia 1813-8-31 de 7 mil a 300 habitantes

XV (Donostia 7 mil habitantes 31-8-1813, a 300 habitantes octubre de 1813). La población de Donostia en agosto de 1813 era de unos siete mil habitantes, 5.400 de ellos vivían dentro de la ciudad y 2.500 fuera de ella (Iñaki Egaña historiador); en septiembre de 1813 la población de Donostia quedó reducida a 300 habitantes:

“Apenas llegan a 300 los habitantes que hoy existen dentro de la ciudad; tampoco es considerable el número de los que se han establecido por ahora en los pueblos de la provincia; la mayor parte de los que antes del incendio residían en San Sebastián anada errante por los pueblos y caseríos del país; ”
Donostia 1813-8-31

Comisionados a Diputación
Usúrbil 11 de octubre 1813

Exmo. Señor:

Con fecha de 30 del mes de septiembre último el Ayuntamiento de la ciudad de San Sebastián representó a V. E. muy por menor el infeliz estado de su corto vecindario, los obstáculos que se hallaban, no solamente para su aumento, sino también para la permanencia de las pocas familias reunidas a contemplar los desastres del infeliz pueblo en que nacieron con la esperanza de la protección de V. E. y la de los socorros de sus compatriotas guipuzcoanos y finalmente pidió a V. E. el corto auxilio de 30 ó 40.000 reales de vellón para atender las primeras urgencias.

Seríamos injustos si acusásemos a V. E. de indiferencia o tibieza sobre la desgraciada suerte de los habitantes de la ciudad de San Sebastián; pero comisionados por ella para todas las reclamaciones en su favor no podemos prescindir de reiterarla con la mayor eficacia todo lo expuesto por el Ayuntamiento a fines del mes de septiembre.

Apenas llegan a 300 los habitantes que hoy existen dentro de la ciudad; tampoco es considerable el número de los que se han establecido por ahora en los pueblos de la provincia; la mayor parte de los que antes del incendio residían en San Sebastián anada errante por los pueblos y caseríos del país; los clamores de los miserables excitan la piedad de las personas a cuyos hogares se acogen, pero los más compasivos sufren una carga pesada que repartida proporcionalmente sería más tolerable y cesaría gradualmente si la pequeña parte de vecinos que se halla reunida entre las ruinas de su patria fuese auxiliada de modo que facilitase su permanencia y aun alentase a los dispersos a una reunión progresiva.

Por desgracia nuestra, son grandes los escollos que hoy se presentan para que pueda realizarse esta lisongera esperanza. La guarnición que existe es la misma que el 30 de septiembre, y hay temores fundados de que se aumente a causa de las muchas obras de fortificación que hay proyectadas; el número de oficiales es cada día mayor y los medios pecuniarios y demás recursos de la ciudad y sus habitantes están tan agotados que debemos considerar casi imposible el que no se vean los pocos vecinos que hoy residen en San Sebastián en la dura necesidad de abandonar enteramente este pueblo, si con prontos y eficaces socorros no se consigue el evitarlo.

Estamos muy penetrados de las difíciles circunstancias en que V. E. se halla; no se nos oculta tampoco el estado de los demás pueblos de esta provincia que sólo comparado con el de San Sebastián puede no graduarse de desgraciado. V. E. debe estar bien convencida de la trscendencia de las calamidades de nuestra ciudad a la suerte futura de los restante de Gupúzcoa y de los que interesa toda esta provincia en el restablecimiento de aquélla; pero aun estas reflexiones son superfluas cuando se dirigen a una autoridad cuyo patriotismo es el agente principal de sus operaciones.

Dígnese pues V. E. atender a nuestras urgencias con los socorros pecuniarios y demás que lo permitan las circunstancias; de representar al Lord Duque a la Regencia del Reino o donde crea oportuno sobre nuestra desgraciada suerte procurando también vencer los obstáculos que se oponen a que San Sebastián se a habitado.

Creemos al mismo tiempo deber hacer presente a V. E. el escandaloso tráfico que se está haciendo no sólo en los puertos de Vizcaya sino también en los de Guipúzcoa y aun en algunos pueblos del interior de esta provincia, con los efectos robados por los aliados en San Sebastián y vendidos a vil precio a una multitud de personas que concurrieron al público mercado o feria que hubo en los primeros días de septiembre en las inmediaciones de aquella ciudad, aumentando este espectáculo el intenso dolor a que estaban entregados sus habitantes.

Vemos con harto rendimiento que las providencias oportunas dictadas por V. E. para la restitución de estos efectos no han tenido resultado que debía esperarse y no dudamos que exortará de nuevo por medio de los párrocos y aun ordenará a las justicias la ejecución de todo lo que crea conducente a este objeto.

Exmo. Sr.
A la disposición de V. E. sus más atentos y rendidos servidores.
Usúrbil 11 de octubre de 1813. Jose Ignacio Sagasti. Joaquín Luis de Berminghan. (A. P., Sec. 1ª, Neg. 22, Leg. 29). Historia de la reconstrucción de San Sebastián, Miguel Artola, 1963. Pág. 95.

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